martes, 26 de diciembre de 2017

Perdónense los unos a los otros por haber sido incautos.

La unión íntima de dos cuerpos preparados maduros y elevados, tiene que ser de mutuo acuerdo, con cariño, ternura, amor y mucho respeto. Ya que sexo tienen hasta los insectos, los promiscuos, violadores, pedófilos y psicópatas que solo buscan satisfacer sus instintos animalescos salvajes y carroñeros es por eso que lastiman y exterminan como entes depredadores y exterminadores que son porque son gente sin una pizca de buenos sentimientos ni autoestima, que se disfrazan de personas buenas para contaminar y envenenar a toda la humanidad e intentar transformar a todos los cuerpos en tumbas con entes tóxicos, que también acabe con todo lo bueno creado por Dios (con "D" Mayúscula) el Padre creador del Universo y la Madre Naturaleza.
Esa gente toxica burlona, rechaza y desprecia la mejor riqueza, que es vida porque se alimenta, goza y disfruta de su propio dolor y eso mismo hace con su cuerpo con su vida, con la vida de los demás y con la vida de indefensos animales. Procuren mantener la distancia con esos engendros demoniacos y así evitarán que su veneno mortal les envenene y les contamine.
Perdónense los unos a los otros por haber sido incautos y haber caído en las astutas y sucias trampas de gente trastornada, desequilibrada, depravada y muy toxica. Y recuerden que el perdón es con uno mismo y con su propio micro Universo. Es bueno aclararlo para evitar crear confusión.
Cada uno es responsable de su vida y de sus actos y que nunca más ninguno les engañe.

Eviten cargar con los errores y enfermedades de otros porque cada quien debe cargar con su propia carga y ni debe quejarse ni hacerse la víctima porque todo está bien claro que uno mismo es causante de lo que pase o suceda en su vida.
A partir de este momento seleccionen a personas de buenos sentimientos positivas y optimistas, con quién rodearse y desechen lo que contamina.
Quien corrige su vida, corrige a quiénes han hecho de su vida un infierno oscurecido para que dejen de perturbar la paz de los hijos de un Dios de amor, rectitud y misericordia.

Muchos están a tiempo de recapacitar para que renueven su vida y también lo hagan un cielo y aprendan a vivir en paz y transmitan esa misma paz.
Con mucha paciencia y bondad se puede renovar y acabar hasta con la misma muerte y con la transformación que ha causado tantas enfermedades físicas y mentales, conflictos, guerras, pobreza, desgracias, tragedias y desastres, sufrimiento, angustia, dolor y agonia.