jueves, 21 de abril de 2011

"Quien esté libre de errores, que arroje la primera piedra"

Jesús por la mañana volvió al templo y todo el pueblo vino a Él y mientras les enseñaba. Los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en el acto mismo del  adulterio. Dijeron: “En la ley de dios nos mandó Moisés a apedrear a tales mujeres”. Tu pues que dices.  Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús inclinándose hacia el suelo escribió uno de los mandamientos de Dios en la tierra “Nunca mataras” Y como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra contra ella. Pero ellos al ver lo que Jesús había escrito en el suelo, se dieron cuenta que Dios nunca había dado esa ley de apedrear y de matar. Acusados por su conciencia salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo El y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús al ver que todos se fueron le dijo: Mujer ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella le dijo: Ninguno señor. Entonces ni yo te condeno ¡Vete y  nunca peques más! Evita que te pase algo peor. San Juan: 8:1-11
¡Fíjense bien en la última frase y analícenlo bien! ¡Veté y nunca peques más! Evita que te pase algo peor. Dios les dio libre albedrío, son libres y responsables de sus actos y arquitectos de su propio destino, para hacer lo mejor de sus vidas.
¡Dios jamás castigó! Si castigara, ya hubiese acabado con todos, por todas las maldades e injusticias que cometen con el planeta y con toda la creación. Por querer ser almas rebeldes, por falta de voluntad y decisión de instruirse espiritualmente y energéticamente para ampliar su conocimiento; muchos ignoran lo que es el Amor incondicional, y  permiten ser dominados y controlados por microorganismos oportunistas, irracionales y rebeldes, para que generen malas energías, se llenen de malos pensamientos, de malos actos y de esa forma dañar a su cuerpo y lastimar a todo lo que les rodea; para culpar a Dios de todas las tragedias y desastres que suceden en este mundo y el Universo.
Jesucristo (Padre del Universo, hijo, todos los cuerpos Celestiales y Angelicales y Espíritu Santo, Nuestra Abnegada Madre Naturaleza) les aman, les cuidan, les defienden, les protegen y tienen paciencia con todos. Para Ellos un día es como mil años y mil años es como un día, pues, nunca quisieron que nadie sufra ni muera. Ellos les están esperando con los brazos abiertos. Sus cuerpos son Uds. porque son templos, un reino de los cielos, casitas divinas llenos de Espíritus defensores, que es su sistema inmunológico que está unido al Universo.
En el cuerpo de Jesús estaba el Amor y sus defensas, Espíritus de Amor poder y dominio propio; aceptó voluntariamente ser azotado y crucificado y llevar en sus llagas todas las enfermedades, todos los pecados, todos los karmas y/o todos los errores para revestir y renovar de Amor a todas esas energías negativas, que generaron toda la gente que ignoraba la verdad, que lo escuchó y aceptaron cambiar y se unieron a la Verdad, a la Luz, a la Vida y al Amor de Dios.
Por eso Jesucristo (Padre, hijo y Espíritu Santo) vencieron a esos microorganismos oportunistas, que provocan enfermedades y a esas energías negativas que generaron, para provocar la muerte.
Jesucristo resucitó y les dio libertad y poder, para que renueven sus Vidas y toda su energía de Amor.
Su Espíritu, su sangre, su energía buena, fue derramada sobre toda la humanidad, para que sus cuerpos sean un templo de Dios y sean también “Un hijo amado fuerte y valiente” para que siempre digan la Verdad y sus cuerpos sean el camino que guíe a muchas almas a la Luz y a la Vida que les da “Nuestro Padre-Madre e hijos de Amor Incondicional"