domingo, 10 de abril de 2011

“El esclavo que rechazó la libertad”

En la época de la esclavitud, había una mujer llamada Luz, que ayudaba a escapar a muchos esclavos, les daba dinero y comida, para que huyeran lejos, donde nadie los vuelva esclavizar.
Un cierto día, ella encontró a un esclavo, que había sido golpeado cruelmente, tenia marcas de cadenas en sus manos y pies, también muchos cortes en su cuerpo, de los latigazos que había recibido. Luz, con la ayuda de sus mayordomos, lo llevó a su hogar, le curó las heridas y le dio de comer, durante varios días.  El esclavo llamado Ciego, se enamoró de Luz y estaba obsesionado por ella. Luz le dijo: Ahora que sanaron tus heridas tienes que irte, no puedes quedarte muchos días aquí. Todos los esclavos que ayudé, ahora son libres y tú también tienes que alcanzar tu libertad. Ciego le respondió: ¡No me iré! porque yo te amo y no podré vivir sin ti, Luz le dijo: Si me amas ¡Se libre! De esa forma, me ayudarás con tus oraciones y de donde estés me enviarás buenas energías, que me ayuden a liberar a muchos esclavos. Ciego neciamente contestó: Prefiero morir, a vivir lejos de ti. Luz le dijo: Tienes que dejar de pensar egoístamente, eso demuestra que tú, ni te amas, ni amas a nadie y lo único que sientes por mí, es obsesión y posesión. Como pretendes que crea que me amas, si aceptas morir, quien desprecia su Vida, jamás podrá demostrar que ama a otra persona. Yo soy libre y tú también puedes serlo. Acepta mi ayuda y vete, antes que vengan los mercaderes y te encuentren aquí. Si eso llegará a pasar me perjudicarías y estarías impidiendo, que yo ayude a otros esclavos a ser libres. Ciego egoístamente respondió: ¡No importa si pierdo mi libertad y nos matan a los dos, moriré feliz a tu lado! Luz con voz de autoridad, le dijo: ¡Basta ya! Yo nunca moriré ni permitiré que nadie me quite mi libertad. Lo siento por ti, si desprecias tu Vida ni valoras la libertad que te ofrezco. Jamás podré corresponder a un hombre egoísta como tú, que solo piensas en ti y en tu obsesión por mi y te olvidas, que yo le hago falta a muchos esclavos que esperan, que yo los ayude a liberarlos. Tú ignoras lo que es el Amor, porque "El Amor es Dios" que nos da libertad y jamás esclaviza a nadie. Ciego dijo: prefiero seguir siendo un esclavo, para seguir viéndote, aunque sea de lejos,  porque no podré vivir sin siquiera mirarte. Luz rogándole le  dijo: ¡Por favor! ¡Acepta ser libre! para que vayas a pedir ayuda y vengan a ayudarme a liberar a todos los esclavos. Ciego respondió: ¡Esta bien! Me iré de aquí, pero recuerda que siempre te amaré y estaré muy cerca de ti, a cambio de mi libertad y de mi miserable vida. Ciego salió de la casa y se entregó a los mercaderes y lo volvieron a esclavizar. Luz no entendió las palabras de Ciego y pensó que él se había ido y ya era libre. Al día siguiente, fue a la plaza y vio a Ciego encadenado y que la estaba mirando. Luz regresó a su casa y se puso a llorar, porque Ciego había perdido la oportunidad de ser libre. Ella siguió liberando a muchos esclavos. Y cada vez que iba a la plaza, veía encadenado a Ciego y como los mercaderes, lo agarraban a latigazos, él siempre la miraba con lágrimas en los ojos. Luz no pudo volver a hacer nada por Ciego, porque el era masoquista, egoísta y obsesionado.