sábado, 29 de enero de 2011

“La Verdad Sale a la luz tarde o temprano”

En el mundo antiguo, existían muchas congregaciones, entre ellas, había dos supuestas congregaciones, con sus guías espirituales, que constantemente peleaban, por tener más adeptos,  a costa de lo que sea, Una de ellas se llamaba Ofrenda y la otra limosna. Ambas congregaciones, manipulaban a sus adeptos, con las sagradas escrituras. Un cierto día, la congregación Ofrenda dijo: dios dice en su palabra, que tenemos que salir a traer más ovejas al rebaño, tenemos pocos adeptos y necesitamos salvar más almas, que están descarriadas. Tienen que ir de casa en casa, a decirles que: en la palabra de dios dice: que tienen que congregarse, porque en su palabra esta escrito: “maldito aquel que no diezma”, La gente asustada y llena de temor del supuesto dios, que predicaba la congregación Ofrenda, fueron a buscar muchos adeptos, manejándoles al miedo. Fue así como su congregación estaba repleta de adeptos. La congregación limosna al ver que la congregación Ofrenda, tenía más adeptos se dirigió a los suyos y les dijo: La congregación Ofrenda, es una secta que se esta llevando, a muchos de nuestros adeptos y nos estamos quedando sin dinero, para el  sostenimiento de nuestra congregación, tenemos que salir a hacerles ver, que en la palabra de dios dice: vendrán falsos maestros espirituales, que los desviaran del camino de dios para robarles sus almas y dárselos a satanás, para que se los lleve al infierno, vayan y díganles,  que están yendo al lugar equivocado. Los adeptos de Limosna, fueron de casa en casa, a dar la noticia, los adeptos de la congregación Ofrenda, asustados, se fueron a la congregación de Limosna. Así sucesivamente estas dos congregaciones, manejaban al temor a todos sus adeptos, con fines de lucro, ya que lo único que les importaba, era el dinero de todos los adeptos. Estos supuestos guías espirituales de las dos congregaciones, tenían buenas casas, carros, etc. Mientras que sus adeptos dependían de un sueldo mínimo, que apenas les alcanzaba, para sus gastos y así, tenían que dar sus diezmos y limosnas por miedo, a que su dios de temor los castigara. Un cierto día, mientras un supuesto guía espiritual de la congregación Ofrenda predicaba, entró un hombre con su ropa parchada, unos de los adeptos se acercó y le dijo: ¡Hermano a la casa de dios no se viene vestido así! el hombre con parches humildemente le dijo: no tengo otra ropita, pero por favor déjenme escuchar la palabra de dios. El adepto lo sacó a la calle. El hombre al ver que lo sacaron de ahí se dirigió a la otra congregación. El supuesto guía espiritual de la congregación Limosna, que también estaba predicando a su dios de temor, al ver al hombre con ropa parchada, que saludaba a todos los adeptos, muy molesto envió a varios de sus adeptos, a sacarlo a la calle y despacito dijo: saquen a este pobretón y misio, que esta interrumpiendo mi sermón. Los adeptos fueron y lo sacaron. El hombre muy triste, porque lo habían sacado, de las supuestas casas de dios, se sentó en una banca de un parque y así mismo se preguntaba: ¿Por que dios discrimina y hace distinciones? ¿Para que nos creo? Si nos tiene pobres, nos hace sufrir, nos castiga, nos condena, nos destruye, nos manda enfermedades, tragedias, desastres, etc. Llorando miro al cielo y dijo: Dios ¿Por que nos creaste y nos torturas? ¿Gozas con nuestro dolor? De pronto escuchó una voz muy fuerte en su interior y le dijo: ¡Hijo mío! Al fin me llamaste, siempre estuve esperando este momento, que conversaras conmigo para aclararte todas tus dudas, respecto a mí. ¿Tú crees que yo soy castigador y que les envío, todo lo que has nombrado? ¿Tú crees que yo soy ese dios de temor, que predican esas congregaciones? !Hijo! yo vivo en mi templo, que es tu cuerpo "Yo Soy Amor". El hombre se asustó y  se preguntó: ¿Que pasa? me estoy volviendo loco. La voz le dijo: Para muchos es locura, escucharme y por ello siempre evitan hacerlo. El  hombre emocionado le dijo: ¿Tú, eres Dios? el Amor, que siento en mi corazón, eres tú. La voz le dijo: ¡Si, Yo Soy Amor! tú y muchos son "Mi hijo amado". El hombre le preguntó. Y ¿porque no pluralizas? La voz le respondió: porque para mí, mis hijos “Son uno solo”. El hombre llorando y arrepentido le dijo: ¡Padre perdóneme! por haberle juzgado mal. La voz le dijo: ¡Hijo mío! Nada tengo que perdonarte, porque te amo, a ti  y a mis demás hijos, porque yo se, que muchos viven desorientados, confundidos y ciegos, porque se apartaron de mi luz, que los iluminará el día, que voluntariamente lo decidan. Desde que están en mis templos, que son sus cuerpitos, les di una gran riqueza, para que sean felices y lo compartan los unos a los otros. Lamentablemente por desconocimiento de esa gran riqueza, es que todos viven sufriendo y lastimándose los unos a los otros. Acepta la riqueza que te di y compártelo con tus hermanos. El hombre le dijo: ¿Y cual es esa riqueza? La voz le respondió: las que viven en tu cuerpito, que es mi templo: Amor, Vida, Paciencia, Esperanza, Paz, Alegría, Bondad, Valor, Honestidad, Humildad y Dominio Propio, para que vivas eternamente feliz y hagas felices a los demás. Compártela con todos mis hijos, lograrán amarse los unos a los otros, habrá igualdad, dejarán de sufrir para siempre y vivirán unidos a mi perfecto Amor. A partir de ese día este hombre con parches, fue de puerta en puerta, predicando al Dios único y verdadero, que es un  “Dios de Amor incondicional” que jamás castigó a nadie. Las personas que lo escuchaban, se emocionaban y lloraban de alegría, al saber que un "Dios de Amor" vivía dentro de ellos y que les habían dejado una gran riqueza. Muy agradecidos le daban ropa y comida. Fue así que este hombre y muchas personas, que estaban llenos de amor incondicional, fueron predicando, hasta el último rincón del mundo, a un “Dios de Amor”. Con el tiempo, desaparecieron todas las congregaciones y lograron que acabara, el egoísmo, la soberbia, el orgullo, la vanidad, la ambición, la pasión, la obsesión, los vicios, las enfermedades, el sufrimiento, el dolor, la pobreza, las tragedias y los desastres. En el mundo solo reinaba el Amor, la Vida, la Paciencia, la esperanza, la Paz, la Paciencia, la Alegría, la Bondad, el Valor, la Honestidad, la Humildad y el Dominio Propio. En este nuevo mundo, había mucha igualdad, bienestar y armonía entre todos unidos, estaban interconectados con el Universo, la Madre naturaleza y los cuerpos celestiales.