domingo, 16 de enero de 2011

“La Energía de Amor da Vida al mundo” Nombre figurativos

Un cierto día dos niños estaban jugando en un parque y se encontraron con una Anciana que vivía allí, ella se alimentaba de los frutos de un árbol y estaba vestida muy humilde y entre sus brazos llevaba un enorme libro.
Uno de los niños llamada Curiosa le pregunto: Anciana me puede decir que hay y que dice en ese libro. El otro niño llamado “tímido” le dijo: Deja tranquila a la anciana y no la molestes y sigamos jugando.
Curiosa insistió y le volvió a hacer la misma pregunta a la anciana y ella le respondió: En este libro llevo palabras de Vida que es la mejor herencia que el Universo y la Madre naturaleza nos dejó. Tímido se rió a carcajadas y le dijo: Si tienes una herencia ¿porque eres pobre, comes las frutas del árbol del parque, te vistes de esa forma y ni siquiera tienes donde vivir? Curiosa le dijo a tímido: ¡Cállate! y deja que la anciana nos cuente cual es su herencia. Tímido respondió: Yo no quiero hablar nada con una anciana pobre, muerta de hambre y encima esta loca. Se fue burlándose de la anciana. Curiosa consoló a la anciana y le preguntó: ¿Cuántos años tienes? La anciana le respondió: tengo 200 años. Curiosa le dijo: no puede ser posible que tengas esa edad mis maestros y mis padres dicen que una persona dura máximo 100 años y con enfermedades como el parkinson y el alzheimer.
La Anciana le respondió: Esas personas que se enferman, sufren  y mueren es: porque nunca cobraron su herencia y nunca la compartieron con los demás, para que ellos también le compartan esa herencia a otros y así sucesivamente todos se repartan entre todos esa misma herencia.
Curiosa le dijo a la anciana: Anciana por favor yo también quiero que Ud. me comparta esa herencia para dárselos a mis padres, a mis hermanos, a toda mi familia y a todas mis amistades.
La anciana abrazó muy fuerte a Curiosa con mucho Amor y le entregó su libro y le dijo: Después de caminar por muchas naciones tantos años al fin encontré a un ángel con quien compartir esta gran herencia. Ahora si me podré ir tranquila y contenta porque se que esta herencia queda en buenas manos y se seguirá difundiendo. Curiosa le dijo con lágrimas en los ojos: ¡Por favor no se vaya! cuando Ud. me abrazo por primera vez sentí un lindo sentimiento en todo mi ser que nunca lo sentí ni con mis padres. La anciana le dijo ese sentimiento que entró en tu corazón se llama Energía Divina que es un  Espíritu de Amor y ese Amor es Dios que a partir de hoy te dará Vida en abundancia para que lo compartas con todos. Cuando llegues a tu casa abre el libro que te di y lee los escritos que durante muchos años muchas manos escribieron guiadas por la Sabiduría Divina del universo y la Madre Naturaleza y gracias a esos escritos aprendí a cuidar mi cuerpo, a valorar y defender mi Vida, porque descubrí que dentro de mi hay mucha  Energía y que esa Energía ilumina y da Vida al mundo y debo compartirla gratuitamente con todos los que la acepten y sin condiciones.
Te dejo mi Energía de Amor, valórala y cuídala como yo la cuide estos 200 años, la anciana se despidió de Curiosa y desapareció y nunca más se supo de la anciana. Curiosa llegó a su casa y escondió el libro que la anciana le dio y todos los días encerrada en su habitación lo leía. Cuando ya era adulta y leyó durante muchos años y muchas veces el libro, les contó humildemente a sus padres, a toda su familia y amistades todo lo que la anciana le dijo y sus padres la trataron de loca y que ellos no creían en tonterías y que seguro esa anciana era una charlatana. Curiosa les dijo: Lean los escritos que se encuentran en este libro y descubrirán que hay una gran herencia para todos, porque es verdad lo que la anciana me dijo. Toda su familia y amistades la ignoraron y nadie la escuchó y uno por uno fueron muriendo de mil enfermedades físicas y mentales. Curiosa enterró a toda su familia y acudió a los entierros de todas sus amistades. Curiosa tenía 100 años y decidió dejar todo e ir a buscar en todas las naciones a alguien que tuviese la misma disposición de ella de aceptar esa gran herencia que la anciana le compartió.