En un mundo mágico, vivían animales de toda especie, donde se amaban, se respetaban y valoraban la vida de todos, a la Madre Naturaleza y al Universo. Un cierto día, llegaron al mundo mágico, dos animales cruelmente salvajes y depredadoras, eran una serpiente y una hiena. Ellas estaban hambrientas y vieron a un venado, las dos se abalanzaron, sobre el y se peleaban por su presa. En ese momento apareció un elefante y un hipopótamo, ambos defendieron, al venado y llamaron, a todos los animales. Capturaron a la serpiente y a la hiena, ambas estaban muy airadas y molestas. La serpiente dijo: En el mundo que vivimos, nadie nos quita los alimentos, que dios nos da sagradamente, todos luchamos para ganarnos los alimentos, con el sudor de nuestra frente. El rey león le preguntó: ¿Quien es ese dios, que nombras? La hiena le respondió: dios es uno solo y creo todos los mundos. Una jirafa le dijo: el dios del cual hablan Uds. No puede ser “El Dios de Amor”, que conocemos todos nosotros, ya que sabemos, que a él nunca le agrado ni le agrada, el sacrificio ni holocaustos de ninguna especie de animales, porque todos somos sus hijos. La serpiente le contestó: En mi mundo, nos han enseñado, que dios nos creo a todos, para que nos comamos, entre nosotros, ya que de esa forma, sobreviviremos y además seguiremos, nuestra cadena alimenticia y evolutiva. Un árbol frutal le dijo: Uds. hablan así por ignorancia y falta de conocimiento. Les hago una pregunta y me gustaría, que me respondan con sinceridad. ¿A Uds. Les agradaría que los lastimen, maten y se los coman? La serpiente y la hiena respondieron juntas: ¡No! Nos agradaría, que nadie nos lastime ni nos mate ni nos coma. El venado a quien habían lastimado les dijo: Si uds. no quieren que los maten ¿Por qué atentan contra la vida de los demás? La serpiente le dijo: Porque no tenemos otra alternativa. Un árbol bambú le dijo: Hermanos los escucho y me da tanta lastima, por la ignorancia, en que muchos mundos viven, ya que están completamente, confundidos, equivocados y desorientados, porque ignoran, lo que es la causa y el efecto. En nuestro mundo mágico, todos nos amamos, nos respetamos, nos cuidamos, nos defendemos y valoramos todo lo que habita aquí. Y ese Amor que damos, recibimos de igual forma, constantemente, de todos nuestros hermanos, a eso se le llama “Causa y efecto” y por eso tenemos vida eterna, ya que nadie mata ni muere, porque hemos evolucionado sintiendo y compartiendo Amor. La hiena preguntó: ¿Como sobreviven? ¿Y de que se alimentan todos los animales? Un oso le respondió: Todos los animales nos alimentamos de los frutos, hojas y semillas, que nos dan nuestros hermanos, que son los árboles y también de la miel, que nos proveen las abejas y las plantas. La serpiente dijo: nosotras jamás he comido eso, nos moriremos de hambre. Mientras todos estaban conversando, llegaron un grupo de elefantes y caballos, traían abundante frutos, porque era la hora del almuerzo, todos tenían un horario y para ellos era sagrado, el orden, el espacio y el tiempo. Uno de los caballos dijo: Es hora del almuerzo y oraremos agradeciendo, a Dios por el oxígeno y los alimentos, que nos provee, por medio de nuestros hermanos que nos aman. La hiena y la serpiente, se miraron y los miraban extrañamente. El león empezó la oración y dijo: “Padre amado” Hoy nos presentamos ante Ud. Y estamos aquí todos sus hijos, para agradecerle por su infinito Amor y paciencia, con nosotros y con todos los mundos, que ignoran, cuanto Ud. Nos ama. Agradecemos de corazón, por este maravilloso mundo mágico, que Ud. nos dio para vivir. Por el oxígeno y los alimentos, que nos provee por medio, de nuestros hermanos celestiales, que son todos los árboles y plantas. Gracias infinitamente, por la presencia de todos nuestros hermanos, que nos dan vida y buena energía, para seguir sobreviviendo. Todo esto se lo agradecemos en su amado nombre “Amor”. Entre todos los animales, machos y hembras, se ayudaban, se repartían los frutos, las hojas, semillas, la miel. También les dieron a la serpiente y a la hiena que estaban encerradas en una jaula. Ambas, estaban con mucha hambre y comieron de los frutos. El venado, que ellos quisieron comerse, se les acercó, llevándoles agua y les dijo: Si tienen más hambre y sed, me avisan para servirles más. La serpiente y la hiena asombradas, por el gesto humano del venado, por su perdón, por tanto Amor, compañerismo y afecto de todos los animales, conversaron entre ellas. La serpiente con lágrimas en los ojos dijo: ¡He sido muy cruel e injusta, con el venado que es tan noble y bueno! Nunca había probado tan ricos alimentos, a pesar que en nuestro mundo, hay una variedad de ellos, me siento distinta y ha nacido en mi corazón, un arrepentimiento muy hondo. La hiena también llorando le dijo: yo también siento lo mismo y siento que soy un nuevo ser. Ambas se abrazaron y lloraban desconsoladamente. El rey león, que estaba a cargo de todos los animales, al ver el arrepentimiento de ambas, mandó a liberarlas. La serpiente y la hiena humildemente, se acercaron, al venado lastimado y la serpiente dijo: ¡Te pido perdón! por lastimarte y por haberte querido quitar la vida y comerte. La hiena dijo: ¡Perdóname por mi ignorancia! como bestia depredadora, que fui, actué mal, por un instinto equivocado, porque había vivido ciega y confundida, creyendo en un falso dios egoísta, que lamentablemente, adoran en el mundo, que dejé y al cual renuncio, para siempre. ¡Hoy he conocido, al verdadero Dios! que es “El Amor”, que nace de lo mas profundo de mi corazón. La serpiente y yo pedimos por favor, nos dejen vivir con todos Uds. Ambas, abrazaron muy fuerte, al venado. Un roble, que era el más anciano, de todos los árboles dijo: Hoy han nacido, dos nuevos hermanos y todos los recibimos con Amor. Todos los animales aplaudieron y les dieron la bienvenida e hicieron una gran fiesta, donde todos bailaban con mucha alegría. El mundo mágico, quedó iluminado, de abundante “Luz y Amor”