En una granja, vivía un granjero, con su hijo, un cerdo, un toro, muchas vacas, un gallo y muchas gallinas ponedoras y una mula. El granjero con su hijo, iban con la mula, todas las semanas, al pueblo a vender leche y muchas cajas de huevos. Un cierto día, el cerdo, se acercó a la mula y burlonamente le preguntó: ¿Por qué te gusta ser mula de carga? La mula, humildemente le respondió: porque me gusta ser útil en la vida y no estar echado en el lodo, sin hacer nada. El cerdo le contestó: Yo prefiero estar tirado en el lodo, antes que ser una mula de carga, inspirando lastima a los demás. Una de las gallinas ponedoras, intervino y se dirigió al cerdo y le dijo: La mula, no inspira lastima a nadie, a lo contrario, es un ejemplo, para nosotros, ya que ella es agradecida, con nuestros amos y se gana honradamente, sus alimentos, en cambio tú, nada haces y todo el tiempo, estas criticando, a todos. Una de las vacas, también intervino y dijo: Cuando uno estorba, en el mundo, tarde o temprano, desaparece. El cerdo insolente burlándose dijo: jajaja… Yo jamás desapareceré, porque nadie me esclaviza. Además Uds. son las menos indicadas de hablar, porque son más esclavas, que la mula tonta. El toro y el gallo, indignados por la burla, del cerdo, se acercaron y el toro le dijo: ¡Deja de burlarte de la mula! de las gallinas y de las vacas, que gracias a ellas, comemos todos. El gallo, también le dijo: como te atreves, a ofenderlas, deberías de honrarlas y guardarles respeto, ya que sin ellas, nosotros no serviríamos, para nada. El toro y yo, tenemos la misma gollería que tu y no hacemos casi nada y sin embargo permanecemos callados, cuidando a las vacas y a las gallinas y sobre todo honrando a la mula, porque es la que lleva, la carga mas pesada de todos y nunca se queja, porque lo hace por Amor, a nuestros amos y a nosotros. El cerdo, continúo burlándose de todos y riéndose dijo: ¡Mira toro y gallo tontos! Uds. son pisados y solo los usan, para estar con las vacas y las gallinas, en cambio yo, estoy solo y feliz en esta granja, sin que nadie me estorbe, ni me use. La mula humildemente le dijo: Respeto tu forma de ser y tu forma de expresarte, al fin al cabo tú eres responsable de tus actos y arquitecto de tu destino, ya que lo que das, recibirás y lo que siembres, cosecharas. Yo también estoy sola y soy feliz con mi libertad, me gusta ser útil en la vida y el día que me toque descansar, me iré dichosa, de haber hecho algo bueno, por mis amos. Todos los anímales, aplaudieron a la mula, por sus sabias palabras. El cerdo dijo: Me llega lo que me digan, yo seguiré siendo como soy y viviré mi vida, como a mi me de la gana, en esta granja, como hasta ahora lo he hecho. Una de las gallinas dijo: ¡Mula, vamos! y jamás vuelvas a darle perlas a un cerdo, para que lo pisotee. Todos los animales se fueron y dejaron al cerdo solo, revolcándose en el lodo. Pasados los días, vinieron a la granja, unos negociantes de carne y vieron al cerdo grande y gordo y le preguntaron a los amos, si lo vendían, porque con la carne del cerdo, podían ganar mucho dinero. El hijo del amo dijo: papá vende al cerdo, porque no nos sirve para nada, a lo contrario nos estorba. El amo dijo: voy a pensarlo, en una semana les doy la respuesta. El cerdo al escuchar al hijo de su amo, que lo iba a vender en una semana, para que lo maten y vendan sus carnes, se puso a llorar. La mula, que había escuchado la conversación de sus amos, con los negociantes, al ver muy triste al cerdo, se le acercó y le dijo: ¡Ya no llores! tienes que cambiar, tu forma de pensar, para que cambies, tu manera de vivir, así harás lo bueno, lo grato y lo perfecto y así el hijo del amo, te valorará. El cerdo mirando a la mula le dijo: Si yo te insulte y me burle de ti ¿Por que me quieres salvar? La mula le respondió: Porque para eso, estoy yo aquí, para cargar, un cerdito pesadito, como tú. El cerdo llorando, le dijo: !Perdóname! por haberme burlado de ti y de los demás. La mula le dijo: ¡Errar es de humanos! Pero enmendarse es mejor. La mula Abrazó al cerdo y lo ayudó a asearse. Al día siguiente el amo, vio al cerdo limpio y bien parado, al costado de la mula. El amo se acercó al cerdo, llamo a su hijo y le dijo: ¡Hijo mió! Mira a tu hermano, que grande y hermoso está, pues ahora, tendremos un ayudante más, para ayudar a llevar la carga, que es tan pesada, para mi hija mula. El hijo del amo, abrazó muy fuerte al cerdo y le dijo: ¡Perdóname hermanito! Y yo que pensaba venderte y te iban a matar, para vender tus carnes. El amo dijo: yo jamás lo iba a permitir, porque todos los que viven en esta granja, son mis hijos y nada ni nadie, les puede quitar la vida. El cerdo con lágrimas en los ojos, le dio un beso a la mula y le dijo: ¡Gracias! por darme una lección de Amor. Ahora se que mi amo, me ama mucho como a un hijo y necesita de mi ayuda, a partir de ahora, yo también seré una mula y juntos lo ayudaremos, a llevar su carga. El granjero y su hijo, iban con la mula y el cerdo, con su carga en el lomo, caminando por el pueblo y la gente miraba asombrada y decían: ¡Miren ese cerdo! como ayuda a llevar, la carga de la mula y de su amo.