En un barrio, de clase media, había una mujer, que le gustaba hablar mal de todo el mundo. La ociosidad, la tenia ocupada, en fijarse de la vida ajena, ella se llamaba chismosa, era casada, con un hombre llamado Candido, el era ingeniero, eran de clase media, con cinco hijos: tres hombres y dos mujeres. Toda la familia, iban semanalmente a la iglesia. Chismosa no trabajaba y tenía empleada, pero iba al mercado a chismear, criticar y se horrorizaba de los alcohólicos, de los drogadictos, de los enfermos mentales, de la minusvalidez, de los homosexuales, de las prostitutas, etc. Y mientras sus hijos crecían, ellos hacían lo mismo, que la madre y chismeaban de todos, los que se les cruzaban, en el camino. Un cierto día, en que toda la familia, estaba reunida, el esposo, llamado Candido, se acercó a todos y les dijo: ¡Familia! por favor les suplico, que dejen de estar hablando mal, de la gente y criticándoles, ya que es problema de ellos. En mi trabajo hay una buena mujer, que me enseño, que todas las palabras, que salen de nuestras bocas es energía o almas, ya que todo lo que comemos, se transforma en ello y que debemos tener mucho cuidado, al hablar, porque eso se transforma en acción, que puede afectar a nuestra vida, ya que todo lo que se siembra, se cosecha. Chismosa en son de burla le dijo: estas creyendo en tonterías, yo solo creo en dios, que me ha dado todo, para ser feliz, con mi familia y eso para mí, es más que suficiente. Candido le respondió: Yo cuido mucho mis palabras y mis acciones, si te aconsejo, lo hago por el bien de nuestra familia, lo mismo les digo a Uds. hijos, que debemos valorar a nuestras energías o almas, para que ellas también nos valoren. Chismosa molesta, le dijo: ¡Basta ya! Y no molestes a nuestros hijos, hablando cosas sin sentido, esa mujer que te ha dicho todo eso, debe estar loca de remate, y también te quiere volver loco a ti. Los hijos se rieron burlándose del papá. Candido les dijo: No puedo obligarles a que acepten mis palabras de bendición que significa: bendecir, bien decir, bien hablar, hablar bien, ya que Uds. Son responsables de sus actos y arquitectos de su destino. Los hijos, se fueron a la calle, riéndose a carcajadas, ignorando las palabras de su padre. Candido se dirigió a su esposa y le dijo: Chismosa humildemente, te doy un consejo, para que en algo te ayude y mantengas tu mente ocupada en algo útil. Si no tienes nada que hacer y el ocio te hace ser así, ahora que nuestros hijos, están grandes, estudia labores manuales, para que te distraigas. Fue así, como ella se puso a estudiar y su fea costumbre de ser chismosa, no se le quitaba y en la academia, que estudiaba, también hablaba mal, de todo el mundo. Pasados los años, el hijo mayor se había vuelto alcohólico, por una decepción amorosa, el segundo hijo se volvió drogadicto y tenia un hijo con una mujer, que también era drogadicta y un cierto día le atropelló el carro y quedo al instante muerto. El tercer hijo, se volvió homosexual y estaba con cualquier hombre, que quería satisfacer su necesidad, la cuarta hija se trastornó y la tuvieron que internar en centro de salud mental, ya que cuando se casó, su marido la abandonó, porque su hijo le nació con retardo mental. La quinta hija, se volvió prostituta, porque era débil al sexo y lo hacia sólo por placer. Chismosa, llorando en el hombro de su esposo, le dijo: ¿Porque dios me castiga de esa forma? Todos mis hijos se fueron por un mal camino. ¿Por qué me pasa esto a mí? Si yo soy una mujer fiel, abnegada, de mi casa, voy a la iglesia todas las semanas, ayudo buenamente a los pobres ¿Por qué tuvo que morir y se llevó a uno de nuestros hijos? Una de nuestras hijas, esta trastornada e internada, en un centro de salud mental ¿Por qué tengo que sufrir? Nunca más quiero ir a la iglesia ni que se nombre a dios en esta casa. El esposo Candido, le dijo: Esposa ¿Por qué culpas a Dios de tus propios errores? Durante años, te aconseje a ti y a nuestros hijos, que dejaran de hablar de los demás y nunca me escucharon e hicieron caso omiso de mis palabras. Chismosa le dijo: Yo solo comentaba, lo que era esa gente y era la verdad. Candido le respondió: Tú lo has dicho, era la verdad de ellos y tú no tenias, porque criticarlos ni maldecirlos. Chismosa dijo: ¡Yo nunca los maldecía! Yo solo criticaba y juzgaba la mala vida, que vivía esa gente. Candido le contestó: la palabra maldición significa: Maldecir, chismear, decir mal, mal hablar, hablar mal. Yo te lo dije más de una vez y a nuestros hijos y Uds. se rieron de mí y ni siquiera prestaron atención a mi enseñanza. Jamás debes culpar a Dios, de lo que tú sembraste y ahora nuestros hijos y nietos, están cosechando por causa de tus errores. El mas afectado moralmente y económicamente de todo esto, soy yo y ni siquiera protesto ni digo nada, contra Dios ni contra nadie, estoy a tu lado, porque te amo y jamas te abandonaré, por eso es que te aconsejo humildemente, que le pidas perdón a Dios, por todo el daño, que causaste con tus maldiciones, criticas y chismes. Dios jamás castiga, ni castigó, ni castigara a nadie, Uno mismo se castiga, se condena y sus propias palabras juzgan, ya que al transformar la energía en negativa se pierde, se aborta y esas energías, están cobrando con creces y nuestros hijos, están pagando las consecuencias, de tus palabras y de sus propias palabras. Por eso te suplico que pidas perdón a Dios, por culparlo de tus errores, para que el nos proteja, de todas las palabras y energías negativas, que salieron de tu boca y la de nuestros hijos. Solo Dios con tu arrepentimiento y enmendando tus errores, te ayudara a recuperar y a renovar a esas energías o almas, que están tomando revancha y venganza, con nuestros hijos y nuestros nietos. Chismosa llorando dijo: ¡Esposo! Te ruego me perdones, por haber sido necia y no haber creído en tus palabras. Ahora recuerdo, que tú me aconsejaste, hace muchos años atrás, sobre este tema y yo insulte a esa buena mujer y me burlé de ti. Chismosa se arrodilló y con profundo arrepentimiento dijo: ¡Dios mío! ¡Perdóname! por haber maldecido y hablar mal de mi prójimo, por haber perdido tus palabras benditas, que ahora comprendo, que son almas hechas energías ¡Prometo! que a partir de hoy, nunca más maldeciré a nadie, todas mis palabras, serán solo de bendición, de bien decir, de hablar bien y actuar bien, enmendaré cada error, que cometí, al hablar mal de mi prójimo. Ambos, oraron a Dios, para que les de su sabiduría divina y los ilumine a los dos y les de las palabras precisas, para aconsejar a sus hijos, para que enmienden sus vidas. Candido y Chismosa, fueron a buscar a sus tres hijos, que se habían vuelto: alcohólico, homosexual y prostituta. Chismosa les hizo recordar, todo lo que su padre, había aprendido hace muchos años y ella siempre le interrumpió, por eso nunca le prestaron atención y se burlaron de él. Chismosa con lágrimas en los ojos dijo: Por mi ignorancia e inconscientemente, les cause mucho daño a Uds. Por eso ahora les pido perdón de corazón hijitos míos, ya que yo fui la causante de todos sus sufrimientos, por cada critica y chisme, que salió de mi boca, hacia mi prójimo. Los tres hijos abrazaron muy fuerte a su madre y lloraron con profundo arrepentimiento. Candido dijo: ¡Familia! De nuestra humildad depende, que volvamos a estar juntos y ser felices para siempre, sacaremos del hospital a su hermana y la traeremos a casa, con nuestro cambio y nuestro ejemplo de Amor, la ayudaremos a sanarse y a que acepte a su hijo, que es un ser inocente y tan amoroso, Ya que él también es una victima de la ignorancia. Fue así como llevaron a su hija a la casa y con el Amor incondicional que le dieron se sanó, aceptó a su hijo y le dio el mismo Amor, que su familia le dio. Chismosa, candido y sus cuatro hijos, cambiaron su forma de pensar y de actuar, enmendaron sus errores, fueron renovados de Amor e hicieron labor social y enseñaron el mundo Espiritual o Energético a todas las personas, que se les cruzaban en el camino y esta enseñanza, se fue difundiendo, hasta el ultimo rincón del mundo.