¡De que vale! aparentar
ser buenas personas y honorables, cuando se sabe claramente que mucha gente es
causante de tanta crueldad, sufrimiento, angustia, dolor y agonía que acaba con
muchas vidas, y aun sabiendo la verdad, se burlan de sí mismos y de toda la humanidad.
¡De que vale! Tener un
cuerpo, tener vida, tener un mundo, tener un título y ni lo saben ni guiar, ni
sanar, ni cuidar, ni respetar, ni valorar.
¡De que vale! decir que
son felices y viven en paz, cuando muchos son cobardes, que solo viven de apariencias
y de el qué dirán, y hasta perdieron su
autoestima y la vergüenza por aceptar vivir en medio de tanta falsedad.
¡De que vale! Golpearse
el pecho, ufanarse y decir que son enviados y guiados por Dios cuando tienen a
muchos incautos, manipulados, desviados, trastornados y desequilibrados y
predican al dinero que es su falso dios.
¡De que vale! Decir que
son buenos gobernantes, que son justicia y tienen autoridad, cuando saben en su conciencia que están llenos
de soberbia, orgullo, vanidad y ambición y ni tienen ninguna pizca de bondad,
ni de humildad en el corazón.
¡De que vale! decir que están
bien casados por civil y por iglesia, firmar un simple papel y/o recibir un
anillo, si no hay amor, porque lo confundieron con un momento de pasión, deseos,
apegos y obsesión que lastima vilmente a los sentimientos y perturba la razón.
¡De que vale! Decir que se
aman y se respetan cuando no hay amor, se ofenden, se agarran a golpes, a insultos y
llegan hasta la humillación de perder la dignidad y el honor.