Enfrentarse a la realidad muchas
veces es doloroso pero es necesario enfrentarse a ello así acabaran para
siempre con las falsas creencias, ilusiones y fantasías, que han ocasionado un
caos, un desequilibrio en las mentes de muchas personas, en especial en
adolescentes y jóvenes, que han distorsionado la palabra amor y la mezclan con
la promiscuidad, con la lujuria, con las
lascivias, con las pasiones y con los
bajos deseos que está acabando con los valores, con la dignidad y está lastimando
y exterminando a casi toda la humanidad sin tener una pizca de piedad de su
propio cuerpo, que es su propio mundo. El amor es una sola energía, un solo
sentir.
De la misma forma como se ama, se
cuida, se defiende, se protege, se apoya y se está pendiente de una madre, de
un padre, de un hermano, de un hijo, de un pariente. Igual se debe sentir lo
mismo por una pareja y/o por una amistad. El mismo trato debe ser incondicional,
retribuido y mutuo, sin interés alguno ni ver solo por su propio bienestar ni
por su propia conveniencia. Eso solo lo entienden y lo ponen en práctica,
quienes tienen buenos sentimientos y son guiados por el Espíritu de luz divina
que alumbra su mente y su camino para hacer lo indicado y obrar haciendo todo
lo bueno, todo lo agradable y todo lo perfecto para dar un buen ejemplo y
testimonio que es hijo de un Dios de Amor, Rectitud y Misericordia. Y quienes
son engendros demoníacos disfrazados de buenas personas, son fáciles de
identificarlos porque sacan provecho y ventaja, engañando, cautivando,
conquistando, dominando y controlando a personas de buenos sentimientos para
satisfacer sus propios instintos, impulsos y debilidades. Y es porque muchos
viven como un animal más sin instruirse constantemente porque han creído en
falsas enseñanzas del dios (con “d” minúscula) donde dicen que el hombre está
en este planeta para nacer, comer, crecer, procrear y morir. Y como muchos tienen
el entendimiento bloqueado con esos falsos argumentos, luchan y se resisten a
despertar, a ver la realidad y a aceptar al Espíritu de luz, de la verdad, que
les enseñará todas las cosas y les hará libre de tanto engaño, tanta opresión y
esclavitud.
La mayoría prefiere creer en los
engaños de los engendros demoníacos e insensibles del dios (con “d” minúscula)
que aceptar las enseñanzas, de los hijos del Dios (con “D” mayúscula) y es
porque a esos entes tóxicos, vampiros, lobos y víboras, les gusta tener todo
fácil sin que les cueste nada y ni siquiera dan ni las gracias.
Mientras haya falta de conocimiento
energético y espiritual, muchos cuerpos seguirán siendo títeres, marionetas y
robots de engendros demoníacos para engañar con facilidad a la creación de Dios
y transformarlos en un ente toxico y venenoso más para acabar con toda la
creación de Dios para hacer de este planeta un infierno de tinieblas y oscuridad
donde solo haya esclavitud, opresión, sufrimiento, angustia, dolor y agonía.
La solución está en cada uno y despertar enfrentarse a la realidad dejar que el Espíritu de la verdad le guie como acabar con tanta falsedad y cortar para siempre con esa manipulación, con esos hilos, con ese control, que les ha lastimado y han lastimado a otros haciendo lo mismo. Se sabe bien y está bien claro quiénes son hijos de Jesucristo (Padre hijo y Espíritu Santo) y quienes son engendros demoniacos y siervos del dios (con “d” minúscula) porque ni les importa su vida ni de la de nadie ya que ni se salvan ni quieren que nadie se salve ni sea libre. Es exactamente como las películas de terror “Drácula y sus vampiros” que chupan la sangre a sus víctimas. Esos engendros demoniacos son entes vampiros energéticos invisibles porque son energías de bajo nivel que hacen lo mismo.
La solución está en cada uno y despertar enfrentarse a la realidad dejar que el Espíritu de la verdad le guie como acabar con tanta falsedad y cortar para siempre con esa manipulación, con esos hilos, con ese control, que les ha lastimado y han lastimado a otros haciendo lo mismo. Se sabe bien y está bien claro quiénes son hijos de Jesucristo (Padre hijo y Espíritu Santo) y quienes son engendros demoniacos y siervos del dios (con “d” minúscula) porque ni les importa su vida ni de la de nadie ya que ni se salvan ni quieren que nadie se salve ni sea libre. Es exactamente como las películas de terror “Drácula y sus vampiros” que chupan la sangre a sus víctimas. Esos engendros demoniacos son entes vampiros energéticos invisibles porque son energías de bajo nivel que hacen lo mismo.