Los reyes y la bruja hechicera.
En un
reino llamado tierra, había un castillo con muchas riquezas. Un rey anciano se
encontraba muy grave de salud y mandó a llamar a su único hijo varón llamado
Ariel, para despedirse de él y dejarle algunas recomendaciones.
Días
después el rey falleció y al mes siguiente el príncipe Ariel fue nombrado
Rey y dueño de una gran riqueza.
En otro
lugar donde habitaba gente ociosa y hechicera,
había una bruja que vivía en extrema pobreza.
Un cierto
día la bruja estaba caminando por la plazuela cerca del castillo del rey Ariel y
escuchó que el príncipe que era soltero y multimillonario había sido nombrado
rey.
Ella era
muy ambiciosa y decidió preparar un brebaje para verse bella y que el príncipe
se quedará hechizado y encantado con ella.
Fue así
que tomó el brebaje y logró cautivar y hechizar al rey Ariel, se le acercaba y
le coqueteaba y fue así como logró hacerse su amiga, y le dio de beber varios
brebajes sin que se diera cuenta. Y el rey estaba atontado con ella. Tiempo
después ella se embarazó de otro hombre que era brujo igual que ella y un
cierto día ayudada por su marido hechicero subió por una escalera y entró a la habitación
del rey mientras estaba dormido y se echó su lado. Al día siguiente el rey
Ariel se despertó desconcertado y perturbado porque no recordaba nada de lo que
había hecho con la hechicera.
La bruja al
mes le dijo que estaba esperando un hijo de él, y se casaron sin hacer ninguna
celebración, ella se fue a vivir al castillo y todas las noches la bruja se
escapaba para estar con su amante hechicero.
Un cierto
día el rey Ariel salió a otro reino, porque fue invitado a una reunión de reyes
de varios reinos y mientras estaba cabalgando en su caballo, se le cruzó en el
camino un carruaje donde se encontraba una bella mujer de cabellos rizados y
castaño, el carruaje se chocó con el caballo, el caballo se asustó y lo hizo
caer a él.
La bella
mujer salió asustada, se acercó al rey que estaba desmayado porque se golpeó la
cabeza. Llamó a sus sirvientes y lo subieron a su carruaje, lo llevó a su reino,
llamado Paraíso, era un bello lugar con flores y árboles frutales y había
animales herbívoros.
Ella bajó
del coche y sus sirvientes bajaron al rey y entraron a su reino donde había
mucha paz.
El rey se
había golpeado la cabeza muy fuerte, le trajeron agua tibia y ella le colocó paños
húmedos en la cabeza. De pronto el rey Ariel abrió los ojos, ambos se miraron
tiernamente y de inmediato se rompió el hechizo de la bruja.
El rey
sintió la necesidad de abrazar muy fuerte a la bella mujer y le preguntó: ¿Cuál
es tu nombre? ella le respondió: Ariela.
El rey le
dijo: me llamo Ariel y soy rey del reino tierra.
Ella
sonriendo le dijo: Tenemos casi el mismo nombre. Y ambos somos reyes de nuestro
reino. Los sirvientes le prepararon ensaladas de vegetales y frutas. Al rey le
agrado comer alimentos que cultivaban la tierra.
El le contó
con lágrimas en los ojos: Fui hechizado por una bruja y me casé con ella controlado
por su hechicería y porque me dijo que estaba embarazada pero ella siempre me
daba de tomar brebajes por eso no recuerdo haber estado con ella íntimamente, ya
que nunca la toque sexualmente, tengo la plena seguridad que él hijo que espera
no es mío.
Ariela le
dijo: Tienes que ser muy valiente para enfrentarte a esa hechicera y decirle que
se acabó su hechizo y si ella quiere poder y riquezas se las puedes dar a
cambio de tu libertad. Y humildemente te ofrezco que vivas en mi reino llamado
Paraíso.
Ariel le
respondió: Ahora que se rompió el hechizo y volví a ver la realidad, te prometo
que seré valiente y lo haré para recuperar mi libertad, le dejaré mi reino y
mis riquezas que es lo único que le interesa.
El rey
Ariel y la reina Ariela asistieron a la reunión de reyes en otros reinos y
contaron lo sucedido con la bruja hechicera ambiciosa, todos los reyes lo
apoyaron en su decisión y le ofrecieron su ayuda.
La reina
Ariela le dijo: Las puertas de mi reino están abiertas para ti y todas las
personas que gusten venir a vivir aquí.
El rey
Ariel llegó a su reino decidido a enfrentarse a la bruja pero espero a que
naciera su hijo. Llegó el día que la bruja culminó su embarazo y tuvo un niño.
Al día
siguiente el rey Ariel se acercó a la bruja y le dijo: El hechizo que me
hiciste se rompió y para siempre, ya se que eres una bruja hechicera que solo le
interesa mis riquezas y mi reino.
La bruja
airada le contestó: ¡Nunca te dejaré libre! tenemos un hijo que es el príncipe de
este reino que nos ata y para siempre.
El rey
Ariel le dijo: Nunca me volverás a atar, ni siquiera con un hijo que sabes bien
que no es mío, porque nunca te toqué. En este momento me voy para nunca volver.
La bruja
le dijo gritando: ¡Si te vas, me mataré y mataré a este niño y pesará en tu
conciencia!
El rey
Ariel le respondió: ¡Eres falsa y cruel! ni tus chantajes sentimentales impedirán
que me vaya. Abrió la puerta y todos sus sirvientes que habían escuchado los
gritos le dijeron: Rey Ariel durante años le hemos servido fielmente, por
favor no nos deje con esa bruja llévenos con Ud.
El rey
Ariel aceptó y salio con todos los sirvientes fieles sin llevar nada.
La bruja
se quedó riendo, porque al fin era dueña del reino y de todas las riquezas del
rey Ariel. E inmediatamente trajo a vivir al papá de su hijo y a todos los
hechiceros al reino tierra. Y con el tiempo como eran gente ociosa, viciosa y
floja acabaron con todas las riquezas y volvieron a estar en extrema pobreza.
El rey
Ariel y sus sirvientes fieles se fueron a vivir al reino Paraíso. Todos sus
sirvientes eran agricultores y vegetarianos, amaban y cuidaban la tierra alimentaban
y respetaban la vida de todos los animales que eran herbívoros.
El rey
Ariel y la reina Ariela se casaron y los reyes de otros reinos le dieron su
bendición y vivieron muy felices, unidos y en paz.
MENSAJE:
Quien se autoestima, ama, cuida, respeta, defiende protege y valora a su
Espíritu, alma y cuerpo que es su propia vida, hará de su mundo, un paraíso, un
reino de los cielos y tendrá todas las bendiciones por ser fiel y leal
respetando la Vida
de toda la humanidad.