domingo, 26 de abril de 2020

Todo tiene una razón.

Todo tiene una causa y un efecto... Todo tiene una razón y un por que...
E ahí la importancia el por que cada uno debe poner mucha atención a sus actitudes porque cada impulso, instinto, debilidad, pensamiento, palabra y/o acción es energía que debe ser generada, renovada y canalizada para bienestar de uno y de toda la humanidad...
Muchos en lugar de hacerse las víctimas y de culpar a la Madre Naturaleza o de buscar a quien culpar de sus errores, todos deben procurar aceptar que están en el cuerpo de un ser humano evolucionado, racional y pensante, un hijo amado, un micro universo, que les fue prestado y encomendado para ser mejor persona cada día y ser un ejemplo para entes y engendros inhumanos involucionados e irracionales de la oscuridad que transforman a muchos cuerpos en sepulcros de cadáveres y abismos infernales donde hay microorganismos oportunistas revanchistas y vengativos (vírus, parásitos, bacterias, hongos, etc.) y afuera se comportan como macrobios buscando a quien atrapar, lastimar y exterminar porque se alimentan y gozan haciendo mucho daño a todo lo que le rodea...
Es justo y necesario que cada uno acepte que tiene un deber y una responsabilidad enorme como célula, energía y/o alma para llegar a ser un Espíritu de poder, amor y dominio propio que también decida hacer la obra y labor universal de Cristo Dios el trino de Amor, Rectitud y Misericordia, que demostró y seguirá demostrando a través de los Recursos Naturales que tiene mucha paciencia con todos... Pues jamás quiso que nadie sufra ni perezca puesto que cada uno es libre de elegir el camino que decida ir...
Ya ninguno puede pretender hacerse la víctima ni el ignorante porque durante siglos de siglos se difundió la verdad que muchos rechazaron y rechazan porque saben muy bien que atenta contra su propia conveniencia, contra su propio lucro, contra su propio beneficio, contra su propio deseo, contra su propia ambición, etc...
La verdad libera a quienes voluntariamente disponen y deciden a ser libres porque Cristo Dios (El Padre Creador del Universo la Madré Naturaleza y su hijo amado) jamás exige, ni presiona, ni obliga, ni prueba, ni tienta, ni atemoriza, ni castiga ni juzga ni condena ni extermina porque cada uno es responsable de su vida y de sus actitudes y de ello dependerá si viven felices y en paz o si quieren ser infelices y estar en medio de la guerra y la inmundicia.