jueves, 21 de junio de 2018

Hay gente perversa, toxica y venenosa que son engendros de la oscuridad.

Por falta de buena voluntad, decisión, disposición, autoestima y consideración con su Espíritu, alma y cuerpo, muchos con sus errores y viles acciones han permitido que falsos dioses (con "d" minúscula) que son entes visibles e invisibles de la oscuridad les esclavicen, les subyuguen, les aten, les manipulen, les dominen y les controlen como siervos, esclavos, títeres, marionetas y robots y peor aun han transformado a muchos cuerpos en sepulcros de cadáveres donde hay legiones de microbios oportunistas (virus, bacterias, parásitos, hongos, etc) para que unos a otros se lastimen y se exterminen como vampiros, zombis, especies, depredadores y exterminadores exactamente como películas de terror...
Eviten contaminar su vida al estar rodeándose y escuchando a gente perversa, toxica y venenosa que son engendros de la oscuridad... Apártense y alejense que esa gente toxica y cruel algún dia pagara muy caro su perversidad, su insensibilidad, su indiferencia y su burla ...
Recuerden siempre que en el planeta tierra se paga todo... todo da vueltas... ojo por ojo, diente por diente... cada uno recibe, lo que da... lo que se siembra se cosecha... con la misma vara serán medidos... todo regresa como boomerang...
Tienen que aprender a ser muy realistas y dejar de perder el tiempo con gente muy masoquista que goza y disfruta de su propio sufrimiento y del sufrimiento de los demas puesto que cada uno es responsable de sus actos y de su vida. Nada se puede hacer cuando otros ni quieren que se les ayude ni tampoco quieren ayudarse ni ayudar.
Quien es un hijo amado y forma parte de la labor y obra de Dios (con "D" Mayuscula) recibe a cada segundo mensajes del Universo y escribe con sinceridad, intensidad y mucha realidad...
Es importante que sepan que el amor nunca tuvo ni tiene que ver con la pasión porque la pasión nunca fue ni es parte de la vida porque pasión significa: sufrimiento, dolor y padecimiento.
Hay que saber bien el significado de cada palabra antes de emplearla porque cada uno fue, es y será juzgado y condenado por sus propias energías, palabras y acciones.