lunes, 5 de diciembre de 2011

¡Deja de mal decir!

¡Deja de mal decir!
Que por tus propias palabras serás juzgado
y condenado.

¡Deja de mal decir!
Y acepta mis palabras de corrección y de
bendición para que aprendas a bendecir,
a bien decir y te liberes de tanta maldición
y de tanta transformación.

¡Deja de mal decir!
Y acércate al Espíritu que te di para que te
ilumine y te saque de la
oscuridad.

¡Deja de mal decir!
Y reconoce que nada eres sin el alma que te
di para que unido a mi Espíritu te den
libertad.

¡Deja de mal decir!
Y acepta que el cuerpo que te di es un Reino
de los cielos y es el único camino
a mí.

¡Deja de mal decir!
Y enmienda tus errores para que nunca más te
vuelvan a atar ni a
esclavizar.

¡Deja de mal decir!
Y renuncia a las dudas, al deseo de poseer, al
apego, a los celos, a la obsesión, a los vicios,
a la lascivia, a la revancha
y a la venganza.

¡Deja de mal decir!
Y acepta que nada eres sin tus hermanos
que te dan Vida en
abundancia.

¡Deja de mal decir!
Y nunca más partícipes de tanta transformación,
sufrimiento, angustia, dolor
y agonía.

¡Deja de mal decir!
Y apártate de tanta soberbia, orgullo y vanidad
que te manipulan y te controlan
como robots.

¡Deja de mal decir!
Y acepta que sin  mi palabra nunca hubieses
conocido la verdad, acéptala y permite
que también te ayude
a ser libre.

¡Deja de mal decir!
Y nunca más hagas la guerra a mis hijos que sin
ellos, estarías vagando en medio del desierto y sin
la oportunidad que tienes
de ser libre hoy.